Para Vladimir Jankelevith “la música va a ser la expresión
de una temporalidad planificada que invita a la esperanza y
que actúa realmente en el mundo y en el que frente a la angustia
del intervalo y de la infinitud, hay momentos de naturaleza
enigmática e infinitesimal”, una lucha entre el estar y ser y el no
estar y no ser del que la música es el medio y principal testigo.
Es decir es un arte en el que queda a flor de piel la problemática
existencial y en el que el famoso monólogo de Shakespeare en
Hamlet toma mayor fuerza que en ningún otro arte.
Están las dos posturas: la del planteamiento racionalista
y otra que apuesta en pro de la intuición y que se escapa un poco
del aprisionamiento academicista, pero en ambas el factor
común ya sea razonando más que sintiendo o sintiendo más que
razonando, es la temporalidad. Una temporalidad que toma su
importancia a partir de la misma naturaleza sensorial del ser
humano, limitada a cinco sentidos que perciben solo dos cosas:
espacio (en sus tres dimensiones ancho, altura y profundidad) y
el tiempo. Esto último es según Kant lo que determina nuestra
realidad que de alguna forma podríamos llamar sensorial debido
a que queda limitada a lo que nuestros sentidos son capaces de
captar, por lo que cada realidad se hace de alguna forma personal
debido a las realidades sensoriales de cada individuo.
A diferencia de artes como la pintura, la arquitectura y
el cine en el que el discurso es mucho más homogéneo a través
del tiempo. En la música debido a lo explicado anteriormente,
arte en el que el instante es único e irrepetible, y en el que el
intérprete posee un momento preciso e irrepetible, segundos,
minutos que se van y no regresan, para realizar su interpretación
ante un público o un jurado. Esta constantemente presente la
verdadera importancia del tiempo; de ahí, deriva su poder para
ahondar en cada ser humano, recordándonos nuestra finitud
temporal y sensorial en el que cada momento de vida es un milagro
y cada segundo de música es maravilloso.
Miguel Castro
Profesor de Piano. Acompaña al Coro I y II.
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